Nacido en Lagos (Portugal), fue un navegante
y explorador, escudero del infante portugués Enrique el Navegante, cuya
biografía sigue siendo poco conocida y en ocasiones muy discutida. Consiguió
por primera vez, en 1434, llegar más al sur del cabo Bojador, disipando las
leyendas y el terror supersticioso que este promontorio inspiraba en la Europa del Renacimiento e
iniciando así la época que se conoce como de los “Grandes Descubrimientos”.
El cabo Bojador era conocido como el “cabo
del miedo”. A cinco kilómetros de la costa del cabo, en alta mar, la
profundidad es de solo dos metros, probablemente debido a la sedimentación
causada por los miles de años de tormentas de polvo soplando a través del
desierto del Sahara. Olas altísimas y arrecifes de crestas puntiagudas son
frecuentes en aquella región, convirtiendo la navegación en muy arriesgada.
Entre 1424 y 1433, Enrique el Navegante envió
quince expediciones con la misión de superar el cabo maldito. Todas fracasaron.
El infante don Enrique consiguió incentivar a
Gil Eanes para que intentase la proeza del pasaje.
En mayo de 1434, Gil Eanes preparó un barco
de treinta toneladas con un solo mástil y una única redonda y también impulsada
por remos y parcialmente cubierta. Con ella, al llegar a las proximidades del
“cabo del miedo”, decidió poner rumbo hacia el oeste alejándose de la costa de
África.
Después de un día completo de navegación
lejos de la costa, se encontró con una plácida bahía de vientos suaves, y luego
se volvió hacia el sureste. Pronto se dio cuenta de que había dejado atrás el
peligroso cabo Bojador.
EL
MAR DE LAS TINIEBLAS
El Mare
Tenebrarum era el nombre medieval del océano Atlántico, que resultaba
inaccesible para los marinos de la época.
A finales del siglo XIII, el historiador Ibn
Jaldún escribió:
“El Mare
Tenebrarum es un mar vasto y sin límites, en el que los navíos no se atreven a
alejarse de la costa, porque aunque conocen la dirección de los vientos, no
pueden saber a dónde podrían llevarlos, porque no hay un territorio habitado
mas allá y correrían el riesgo de perderse entre las brumas y las tinieblas…”
A principios del siglo XV, es el océano que
está más allá del cabo Bojador (Marruecos), conocido como “el cabo del miedo”,
que era el lugar más austral alcanzado por los exploradores europeos y árabes.
Se pensaba que no se podía ir más lejos debido a los vientos y las corrientes
marinas.
MÁS
ALLÁ DEL CABO BOJADOR
En 1434, el navegante portugués Gil Eanes se
atrevió a navegar hacia alta mar durante un día para luego regresar a puerto.
Se trata de un hecho muy importante en la historia del descubrimiento de la
llamada Ruta de las Indias por los navegantes lusitanos.
Al doblar el cabo, reforzó el papel de
Portugal como nación marítima. De acuerdo con Gomes Eanes de Zurara, el infante
como premio le armó caballero y le consiguió un rico matrimonio.
Se sabe que, en 1446, partió para la
exploración de la costa de la actual Mauritania y luchó contra los musulmanes
que trataron de impedir el progreso de la navegación portuguesa a través de la
piratería, de donde obtuvieron el mayor número de esclavos hasta entonces.
Regresó a la mitad del viaje debido al mal tiempo, no habiendo más datos
biográficos concretos desde esa fecha, aunque algunos historiadores llegaron a
afirmar que continuó su vida en Lagos.
Este navegante permitió un gran avance en el
inicio de la Era
de los Descubrimientos.