(Iª Parte)
Oficial y explorador de la Marina Real Británica, fue
quien dirigió dos expediciones a la Antártida: la Expedición Discovery
(1901-1904) y la Expedición Terra
Nova (1910-1913). Durante su segunda aventura Scott encabezó un grupo de cinco
hombres que alcanzó el Polo Sur el 17 de enero de 1912, aunque sólo para
descubrir que la expedición noruega de Roald Amundsen se les había adelantado.
En su viaje de vuelta, Scott y sus cuatro compañeros perecieron por una combinación
de agotamiento, hambre y frío extremo.
Tras conocerse la
noticia de su muerte, Scott se convirtió en un icónico héroe británico, un
estatus que mantuvo durante más de medio siglo y que quedó reflejado en los
numerosos memoriales levantados por todo el país. En las últimas décadas del
siglo XX su leyenda fue evaluada de nuevo y la atención se centró en las causas
del desastre que terminó con su vida y con la de sus camaradas, así como el
grado de culpabilidad del propio Scott. Así, el explorador pasó de leyenda a
figura controvertida, cuestionada en su competencia y carácter. En el siglo XXI
su figura ha sido considerada, más positivamente y se enfatiza su valentía
personal y estoicismo al mismo tiempo que se reconocen sus errores y el fracaso
de su expedición se achaca principalmente a la mala fortuna.
PRINCIPIOS DE SU CARRERA NAVAL
Robert Falcon Scott
nació el 6 de junio de 1868, tercero de seis hermanos e hijo mayor de John
Edward y Ana Scott, en Store Damerel, cerca de Devonport y Plymouth, condado de
Devon. Aunque su padre era productor de cerveza y magistrado, había tradición
naval y militar en su familia, pues el abuelo de Scott y cuatro de sus tíos
habían servido en el ejército o la armada.
John Scott prosperó
gracias a la venta de una pequeña cervecería que poseía en Plymouth y que había
heredado de su padre. Su infancia fue muy confortable, pero años después,
cuando Robert se estaba labrando una carrera en la armada, la familia sufrió
graves problemas económicos.
De acuerdo con la
tradición familiar, Robert y su hermano pequeño Archibald estaban predestinados
a ingresar en las fuerzas armadas. Robert permaneció cuatro años en la escuela
local antes de ser enviado a Stubbington House School, en Hampshire, un colegio
que preparaba a sus estudiantes para los exámenes de ingreso en el buque
escuela HMS Britannia en Dartttmouth.
A los 13 años, Robert superó los exámenes y dio comienzo a su carrera naval en
1881 como aspirante.
En julio de 1883 Scott
terminó su formación y dejó el Britannia
como guardiamarina, séptimo de una clase de veintiséis. En octubre ya estaba en
camino a Sudáfrica para embarcar en el HMS
Boadicea, buque insignia del Escuadrón del Cabo y primero de los varios
barcos en los que serviría durante sus años como guardiamarina. Estando en la
isla de San Cristóbal, en el Caribe, a bordo del HMS Rover, se encontró por primera vez con Clements Markham,
entonces secretario de la Real Sociedad
Geográfica, quien cobraría gran importancia en la carrera posterior de Scott.
En aquella ocasión, 1 de marzo de 1887, Markham observó al cúter del
guardiamarina Scott ganar la carrera matutina a lo largo de la bahía. Markham
tenía la costumbre de hacerse con los servicios de jóvenes oficiales de la
marina como Scott con la intención de iniciar en un futuro las exploraciones
polares. Quedó impresionado por la inteligencia, entusiasmo y encanto de Scott
y tomó nota del guardiamarina de 18 años.
En marzo de 1888, Scott
superó los exámenes de alférez de navío con excelentes calificaciones. Su
carrera progresaba sin problemas, sirviendo en diferentes buques y ascendiendo
a teniente de navío al año siguiente. En 1891, tras un largo tiempo en aguas
extranjeras, presentó su candidatura para un curso de entrenamiento torpedero
de dos años a bordo del HMS Vernon, un
paso importante en su ascenso pues se graduó con excelentes notas tanto en los
exámenes prácticos como en los teóricos. En el verano de 1893 ocurrió un
pequeño incidente cuando quedó varado un buque torpedero mandado por él,
percance que le costó una leve reprimenda.
En 1894, mientras servía
como oficial torpedero en el buque HMS
Vulcan, Scott tuvo noticia de la mala situación económica de su familia.
John Scott, que había vendido la cervecería e invertido de forma imprudente el
dinero, se había quedado sin capital y estaba virtualmente en la bancarrota.
Con 63 años y una salud precaria, se vio obligado a volver a trabajar como
gerente de una cervecería y a trasladar toda su familia a Shepton Mallet,
Somerset.
Tres años después.
Mientras Robert servía en el HMS Majestic,
buque insignia del Escuadrón del Canal, su padre murió de una enfermedad
cardiaca y a la familia le sobrevino una nueva desgracia. Ana Scott y sus dos
hijas solteras quedaron entonces a expensas del sueldo de Scott y de su hermano
Archie, quien había dejado el ejército por un puesto mejor pagado en el
servicio colonial. La muerte del propio Archibald en el otoño de 1898, como
consecuencia de unas fiebres tifoideas, significó que toda la responsabilidad
financiera de la familia recayera sobre Robert.
Los ascensos y el aumento en sus ingresos que estos
supondrían, se convirtieron en asunto prioritario para Scott. A principios de
junio de 1899, estando de permiso, Scott se encontró casualmente en una calle
de Londres con Clements Markham, ya entonces nombrado Sir y presidente de la Real Sociedad
Geográfica. También tuvo noticia por primera vez de una inminente expedición a la Antártida bajo el
auspicio de la Sociedad,
lo que era una oportunidad para asumir un mando y obtener distinción. Se desconoce
qué sucedió entre ambos hombres aquel día, pero poco después, el 11 de junio,
Scott se presentó en la residencia de Markham y se ofreció voluntario para
liderar la expedición.
EXPEDICIÓN DISCOVERY (1901-1904)
La Expedición Antártica Británica, después conocida como Expedición Discovery,
fue una empresa conjunta entre la Real
Sociedad Geográfica y la Royal Society. Sueño largamente
acariciado por Markham, esta necesitó de todas sus habilidades y astucia para
llegar a buen puerto, bajo mando naval y en gran parte integrada por personal
de la Armada. Scott quizá no fue la primera opción de Markham para liderar la
empresa, pero tras decidirse por él su apoyo fue constante. El comité batalló
mucho sobre el alcance de las responsabilidades de Scott, pues la Royal Society quería poner a un
científico a cargo del programa de la expedición, mientras que Scott sólo
mandaría el barco. Sin embargo, se acabó imponiendo la opinión de Markham y
Scott recibió todo el mando, para lo que fue ascendido a capitán de fragata
(equivalente a teniente coronel) antes de que el Discovery zarpara hacia la Antártida el 31 de julio
de 1901.
Hubo muy poco
entrenamiento en equipamiento y técnicas antes de que el Discovery se hiciera a
la mar. Se llevaron perros y esquís, pero casi nadie sabía como usarlos. Según
la opinión de Markham, la profesionalidad se consideraba menos digna que la
verdadera aptitud, y posiblemente Scott compartía el mismo punto de vista. En
el primero de los dos años enteros que el Discovery pasó en el hielo esta
despreocupación fue severamente puesta a prueba, pues la expedición hubo de
luchar para afrontar los desafíos de un entorno nada familiar. Así, uno de los
primeros intentos por viajar a través del hielo acabó con la muerte de George
Vince, que se deslizó por un precipicio el 11 de marzo de 1902.
La expedición tenía
objetivos tanto científicos como exploratorios, y éste último incluía un largo
viaje en dirección al Polo Sur. Esta marcha realizada por Scott, Ernest
Shackleton y Edward Wilson, les llevó a una latitud de 82º 17’S, a unos 850 kilómetros del
Polo. En el terrible viaje de vuelta Shackleton sufrió un colapso físico y tuvo
que abandonar de forma prematura la expedición. Durante el segundo años se
mejoró en equipamiento y logros, lo que culminó en un viaje de Scott hacia el
oeste que le permitió descubrir la meseta Antártica, algo que un escritor
describió como “uno de los grandes viajes
polares”. Los resultados científicos de la expedición incluyeron
importantes hallazgos biológicos, zoológicos y geológicos, aunque algunas de
las lecturas meteorológicas obtenidas fueron criticadas más tarde como poco
profesionales e imprecisas.
Al final de la expedición hubieron de recurrir al apoyo
de dos barcos de suministro y el uso de explosivos para liberar al Discovery
del hielo. Scott no quedó muy convencido de que los perros y los esquís fueran
la clave para realizar viajes eficientes por el hielo, por lo que en los años
siguientes, y casi hasta el final de su carrera antártica, continuó expresando
la preferencia británica por el arrastre humano. Su insistencia en las
formalidades de la Real Armada
durante la expedición hizo difíciles las relaciones con el contingente de
marinos mercantes, muchos de los cuales volvieron a casa con el primer buque de
suministro en marzo de 1903. Al segundo comandante, Albert Armitage, oficial de
la marina mercante, se le ofreció la oportunidad de regresar por razones
humanitarias, pero interpretó el ofrecimiento como un desaire personal y
rehusó. Armitage también promovió la idea de que la decisión de enviar a
Shackleton a casa en el barco de suministro se debió más a su mala relación con
Scott que a su propio deterioro físico. Aunque tiempo después hubo tensiones
entre Scott y Shackleton por el choque de sus ambiciones polares, en público
reinó el civismo mutuo entre ambos. Scott se unió a la recepción oficial que se
brindó a Shackleton a su regreso de la Expedición Nimrod
en 1909 y ambos intercambiaron correspondencia de tono cortés en 1909 y 1910
sobre sus respectivas aspiraciones.
HÉROE POPULAR
El Discovery regresó a
Gran Bretaña en septiembre de 1904. La expedición había cautivado la
imaginación pública y Scott se convirtió en un héroe popular. Fue galardonado
con numerosas medallas y honores, muchos de fuera de su país, y ascendió al
rango de capitán de navío (equivalente a coronel). El rey Eduardo VII le invitó
al castillo de Balmoral, donde le nombró comendador de la
Real Orden Victoriana.
Los siguientes años de Scott fueron muy ajetreados, pues
durante más de un año estuvo ocupado en recepciones públicas, conferencias y la
redacción del diario de la expedición, The
Voyage of the Discovery. En enero de 1906 retomó plenamente su carrera
naval, primero como asistente del director de Inteligencia Naval en el
Almirantazgo y, en agosto, como capitán de bandera del contralmirante Sir
George Egerton a bordo del HMS Victorius.
A partir de entonces siempre se movió en
los más altos círculos sociales, pues en un telegrama a Markham en febrero de
1907 se refirió a sus encuentros con la Reina y con el heredero al trono de Portugal, y
en una carta a su casa le habló de comidas con el Comandante en jefe de la Flota y con el Príncipe
Enrique de Prusia.
DISPUTA CON SHACKLETON
A principios de 1906,
Scott había sondeado a la Real Sociedad
Geográfica sobre la posible financiación de una futura expedición a la Antártida. Por
eso para él fue una noticia inoportuna cuando Ernest Shackleton anunció sus
planes de viajar a la vieja base Discovery en el estrecho de McMurdo, desde
donde intentaría alcanzar el Polo Sur. Scott afirmó, en una de sus varias
cartas a Shackleton, que el área de McMurdo era su propio campo de trabajo
porque tenía derechos de precedencia hasta que decidiera renunciar a ellos y
que, por lo tanto, Shackleton debería trabajar en un área totalmente distinta.
En esto fue apoyado por el que fuera zoólogo de la expedición Discovery Edward
Wilson, quien afirmó que los derechos de Scott se extendían a todo el sector
del mar de Ross, algo que Shackleton se negó a aceptar. Finalmente, y para concluir
la disputa, Shackleton acordó en una carta a Scott el 17 de mayo de 1907,
trabajar al oeste del meridiano 170º O y así evitar toda el área familiar del
entorno de la base Discovery. Sin embargo, fue incapaz de mantener esta promesa
porque no encontró buenos lugares alternativos de desembarco. Basó su
expedición en el cabo Royds del estrecho McMurdo, y el incumplimiento del
acuerdo provocó una profunda brecha en la relación de Scott con Shackleton.
Ingresado en la Sociedad Eduardiana,
conoció por primera vez a Kathleen Bruce a comienzos de 1904 en una comida
privada. Ella era escultora, una mujer cosmopolita que había estudiado con
Auguste Rodin y cuyo círculo incluía a Isadora Duncan, Pablo Picasso y Aleister
Crowley. Su primer encuentro con Scott fue breve, pero cuando se volvieron a
ver más tarde ese mismo año, la atracción mutua fue evidente. Siguió un
noviazgo tormentoso, pues Scott no era su único pretendiente, sino que su
principal rival era el novelista Gilbert Cannan, y sus largas estancias en el
mar no ayudaban a la relación. Sin embargo, la persistencia de Scott obtuvo sus
frutos y el 2 de septiembre de 1908 contrajeron matrimonio en la Capilla Real del palacio de
Hampton Court. Su único hijo, Peter Markham Scott, nació el 14 de septiembre de
1909.
Por aquel entonces Scott
ya había anunciado los planes para su segunda expedición antártica. Shackleton
había regresado sin poder alcanzar el Polo Sur, algo que le dio mayor ímpetu a
Scott. El 29 de de marzo de 1909 fue nombrado asistente naval del Segundo Lord
del Mar en el Almirantazgo, con lo que se estableció cómodamente en Londres. En
diciembre quedó exento de medio sueldo para tomar el mando a tiempo completo de
la Expedición Antártica
de 1910, que sería conocida como Expedición Terra Nova por el nombre de su
barco el Terra Nova.
Continuará