DIEGO GOMES DE SINTRA (1420 - 1502)



Navegante y explorador portugués del siglo XV, estuvo al servicio del príncipe Enrique el Navegante. Sus memorias fueron dictadas al final de su vida a Martin Behaim. Son un relato inestimable de los descubrimientos portugueses y una de las principales fuentes de los historiadores sobre la época. Exploró la costa africana hasta el río Geba (en Guinea Bissau), remontando el río Gambia hasta la ciudad de Cantor, y luego descubrió algunas de las islas del archipiélago de Cabo Verde.

SUS PRIMEROS AÑOS
Oriundo de la región del Algarve. Diego Gomes comenzó sirviendo como paje en la casa del príncipe Enrique el Navegante, y posteriormente ascendió al rango de caballero hacia 1440. Al filo de 1445 se cree que participó en la redada esclavista organizada por comerciantes de Lagos y dirigida por Lançarote de Freitas en los bancos arenosos de la bahía de Arguin, afirmando haber capturado personalmente más de una veintena de esclavos bereberes sin ayuda ninguna.
El cronista Zurara, que relató estas acciones con cierto detalle, no pareció tener conocimiento de que Diego Gomes tomara parte en ellas, aunque sí mencionó a un cierto “Picanço, que más tarde Joao de Barros sugiere en realidad era  la nave y el apodo de un Gomes Pires” (posiblemente en referencia a Diego Gomes).
Fue nombrado secretario (escribano real) el 12 de junio de 1451, continuando al servicio tanto del príncipe Enrique como de la Corona portuguesa.

EXPEDICIONES
Se estima que en 1456, Diego Gomes fue enviado por el príncipe Enrique al mando de tres barcos por la costa de África Occidental. El propio Gomes llegó a afirmar que iba acompañado por un tal Jacob, un intérprete “indio” que algunos historiadores tempranos tomaron como una rara indicación de que el príncipe Enrique preveía alcanzar la India en esta primera etapa. De todas formas, los historiadores modernos encuentran esto como improbable, señalando que en esa época, “indio” se usaba de forma común como apodo de etíope. Además, la mayor esperanza de Enrique el Navegante podría haber sido alcanzar las tierras del mítico Preste Juan.
Gomes dijo haber llegado hasta un Rio Grande (el moderno río Geba, en Guinea Bissau), un gran salto más allá del último punto conocido que habían alcanzado los portugueses. Pero las fuertes corrientes encontradas por Gomes, hacían que sus oficiales y soldados temían estar acercándose al extremo del océano, por lo que volvieron. A su regreso, Gomes llegó al río Gambia y lo remontó una distancia considerable, unas 50 leguas (250 millas), llegando hasta la principal ciudad comercial de Cantor, un emporio en el comercio de oro de Mali.
Diego Gomes fue el primer capitán portugués que entabló contactos pacíficamente con los nativos de esa región (todas las expediciones anteriores habían sido esquivadas u hostigadas en la costa de Senegambia, aunque Alvise Cadamosto también había navegado con éxito ese mismo año).
En Cantor, Gomes recogió mucha información sobre el comercio de oro y de las rutas que unían las regiones mineras auríferas de Senegal y del Alto Níger, de las ciudades de Kukia y Tombuctú, y hasta de las rutas del comercio trans-sahariano que se extendían hasta la costa marroquí.
Aunque la región era principalmente musulmana, Gomes supo ganarse para la cristiandad y la lealtad portuguesa, la amistad de un jefe importante llamado Numimansa, con su corte.
Teixeira da Mota identifica a Numimansa como el jefe de los Nomi Bato, y que pudo haber sido el mismo jefe responsable de la muerte de los exploradores anteriores Nuno Tristâo en 1446-1447 y de Vallarte en 1447-1448. Los Nomi Bato eran probablemente ancestros de los modernos niominkas del delta del río Saloum, de origen mandinga.

RETORNO A PORTUGAL Y NUEVO VIAJE A ÁFRICA
Algún tiempo después de regresar a Portugal, Diego Gomes fue recompensado con la lucrativa posición de almoxarife (receptor de impuestos reales) de la ciudad de Sintra, utilizando dicho título hasta su muerte.
Realizó otro viaje a África entre 1460 y 1462, navegando hasta el delta del río Saloum (Río dos Barbacins) en Senegambia, para comerciar con los serer de Sine y de Saloum. Una vez allí se topó con la carabela del capitán genovés Antonio de Noli, y juntos cartografiaron un viaje de vuelta.
En el regreso, Diego Gomes encontró las islas de Cabo Verde, y afirmó  haber sido el primer en desembarcar y nombrar la isla de Santiago. El propio Diego Gomez habló, con un poco de resentimiento, de cómo Antonio de Noli logró llegar a Lisboa antes que él y se aseguró la capitanía de la isla de Santiago ante el rey.
El príncipe Enrique había muerto en 1460, y Diego Gomes, después de su regreso, se retiró de la exploración activa y siguió una carrera con el sobrino de Enrique y heredero Fernando de Viseu. En 1463 fue nombrado escudeiro del rey Alfonso V de Portugal. Años después obtuvo una generosa pensión real de 4.800 reales, además de deberes de responsabilidad como magistrado en Sintra. También fue nombrado magistrado en las inmediaciones de la Vila de Colares, de lo que existió confirmación en marzo de 1482.

MEMORIAS
Ya a edad avanzada, Diego Gomes dictó oralmente sus memorias al cartógrafo alemán Martin Behaim durante la estancia de éste en Portugal.
Las memorias resultantes, bajo el título De prima inuentione Guineae (Del primer descubrimiento de Guinea), son el único manuscrito contemporáneo que ha logrado sobrevivir al paso del tiempo, aparte de la crónica oficial de Gomes Eanes de Zurara, que intenta dar un relato cronológico de todos los descubrimientos del príncipe Enrique. El manuscrito también tiene otras dos partes, De insulis primo inventis in mare Occidentis (un relato del descubrimiento de las islas Canarias y del grupo de Madeira) y De inventione insularum de Açores (que tiene el único registro detallado del descubrimiento portugués de las islas Azores).
Los historiadores generalmente tratan el relato de Diego Gomes con precaución, ya que muchas causas -su inclinación por la auto-promoción, su avanzada edad, su intento de recordar sucesos acaecidos más de dos décadas después, los malentendidos por el intérprete de Behaim, la prisa por la trascripción (el latín es bastante pobre, lo que sugiere que fue escrito a toda prisa) y, posiblemente, incluso algunas alteraciones complementarias del material por el editor Valentim Fernandes- han contribuido a que sea un documento imperfecto, con algunos errores. No obstante, se trata de un documento enormemente valioso.
Entre otras novedades, las memorias de Diego Gomez son el único registro de lo que parece haber sido la primera expedición portuguesa, una expedición de 1415 a Gran Canaria de Joâo de Trasto (aunque probablemente sea sólo una referencia errónea de la expedición de 1424 de Fernando de Castro). Gomes también da la primera descripción detallada del redescubrimiento de las Azores por los portugueses al servicio del príncipe Enrique.
Las memorias son notables por iluminar el carácter y el propósito del príncipe Enrique el Navegante, atribuyendo al príncipe un propósito científico y comercial deliberado en la exploración. Diego Gomes señala que Enrique enviaba sus carabelas para buscar nuevas tierras por su deseo de conocer las partes más distantes del mar occidental, y con la esperanza de encontrar islas o tierra firme más allá de los límites establecidos por Claudio Ptolomeo; por otro lado, su información sobre el comercio nativo desde Túnez a Tombuctú y la Gambia, ayudó a inspirar su persistente exploración de la costa de África Occidental para buscar esas tierras a través del mar.
En los barcos del príncipe se utilizaban cartas náuticas y cuadrantes (como hizo el mismo Diego Gomes para llegar a las islas de Cabo Verde). Enrique, en el momento del primer viaje de Diego Gomes, mantuvo correspondencia con un comerciante de Oran, quien lo mantenía informado sobre los acontecimientos, incluso en la zona de influencia de Gambia y, antes del descubrimiento del Senegal y Cabo Verde en 1445, Gomes afirma que el príncipe real ya había obtenido información fiable de la ruta hacia Tombuctú.
Diego Gomes dio un conmovedor relato de la última enfermedad y muerte del príncipe Enrique el Navegante.
La fecha de la muerte de Diego Gomes es incierta, no obstante se tiene la confirmación de su fallecimiento en el año 1502, a partir del registro de una indulgencia por su alma pagada por su viuda.