
Heinrich Barth nació en Hamburgo y fue
educado en la
Gelehrtenschule des Johanneums y en la Universidad Humboldt
de Berlín, donde se graduó en 1844. Estudió bajo la dirección de expertos como
Alexander von Humboldt, Leopold von Ranke, Friedrich vin Schelling y Jakob Grimm,
quienes sentaron las bases de la geografía humana y la investigación histórica
en el sentido moderno, como una expresión de la Ilustración.
Barth ya había visitado antes Italia y
Sicília, y tenía en mente realizar un viaje a través de los países del Mediterráneo.
Después de estudiar árabe en Londres, partió para su proyectado viaje en 1845.
Trabajó para el Foreign Office británico en 1850.
NORTE
DE ÁFRICA Y CERCANO ORIENTE
En 1845 se encontraba en Tánger y
desde allí partió por tierra a través del norte de África. También viajó por
Egipto, ascendiendo por el río Nilo hasta Wadi Halfa y cruzando el desierto
hasta las ruinas del puerto de Berenice, en Nubia, a orillas del mar Rojo.
Mientras estaba en Egipto, fue atacado y herido por un grupo de ladrones. Cruzando
la península del Sinaí, atravesó Palestina, Siria, Asia Menor, Turquía y
Grecia, examinando en todas partes los restos de la antigüedad.
Regresó a Berlín en 1847 y durante un
tiempo fue contratado como profesor asociado en la universidad, escribiendo Viajes por los países costeros del
Mediterráneo, que publicó en 1849.
SUDÁN,
SAHARA Y ÁFRICA OCCIDENTAL
El gobierno británico para abrir las
relaciones comerciales con los estados de África Central y el oeste de Sudán,
estaba organizando una expedición para la que había sido seleccionado James
Richardson, que pocos años antes había recorrido el desierto del Sahara. El
embajador prusiano en Londres, Wilhelm Bunsen, alentó que en el grupo se
incorporasen estudiosos y científicos, entre ellos el propio Heinrich Barth,
además de Adolf Overweg, un astrónomo prusiano. La partida dejó Marsella a
finales de 1849 y partió de Trípoli a principios de 1850, cruzando el desierto
del Sahara con muchas penalidades.

Barth fue el primer europeo en visitar
el emirato de Adamawa en 1851. Cuando regresó a Trípoli en septiembre de 1855,
su viaje se había extendido más allá de los 24º de latitud y los 20º de
longitud, desde Trípoli, en el norte, hasta Adamawa y Camerún, en el sur, y
desde el lago Chad y Bagirmi, en el este, hasta Tombuctú (septiembre de 1853),
en el oeste, recorriendo unos 19.000 kilómetros.
Estudió minuciosamente la topografía,
historia, civilizaciones, lenguas y los recursos de todos los países que
visitó. Su éxito como explorador e historiador de África se basó tanto en su
carácter paciente como en su educación académica de alto nivel.
Heinrich Barth estaba interesado en la
historia y la cultura de los pueblos africanos, en lugar de las posibilidades
de explotación comercial. Debido a su nivel de documentación, su diario se
convirtió en una fuente inestimable para el estudio del siglo XIX del África
sudanesa. Aunque no fue el primer visitante europeo que prestó atención a las
tradiciones orales locales, sí fue el primero que consideró seriamente su
metodología y su uso para la investigación histórica. Resultó ser el primer
estudioso fiel en viajar y estudiar en el África Occidental. Otros exploradores
anteriores como René Caillié, Dixon Denhalm y Hugh Clapperton no tenían sus
conocimientos académicos.

EL
RELATO DEL VIAJE
La historia de aquel viaje, con
valiosos estudios sobre topografía, historia y costumbres de los países que
había visitado, apareció simultáneamente en inglés y alemán con el título en
inglés de Travels and Discoveries in
North and Central África (Viajes y Descubrimientos en el Norte y Centro de
África 1857-1858). Cinco volúmenes y más de 3.500 páginas aproximadamente. Fue
considerada una de las mejores obras de su tipo en aquel momento, hasta la
aparición de las Bibliographies de
Charles Darwin.
Todavía se utiliza por los
historiadores de África y sigue siendo un importante trabajo científico sobre
las culturas africanas de la época.
Barth regresó de Gran Bretaña a
Alemania, donde preparó una colección de vocabularios de lenguas de África
Central, los cuales aparecieron en Gotha entre 1862 y 1866.
En 1858 emprendió otro viaje a Asia
Menor y Próximo Oriente, y en 1862 llegó a visitar las provincias del Imperio
Otomano en Europa.

Heinrich Barth murió en Berlín a los
44 años de edad. Su tumba se conserva en el protestante Friedhof III der
Jerusalems und Neuen Kirchengemeinde (Cementerio nº III de las congregaciones
de la Iglesia
de Jerusalén y la New Church)
en Berlín-Kreuzberg, al sur de Hallesches Tor.