LA TEORÍA DE LA EVOLUCIÓN DE
LAS ESPECIES
Cuando
el Beagle regresó el 2 de octubre de 1836, Darwin se había convertido en una
celebridad en los círculos científicos, ya que con anterioridad su amigo y profesor
John Stevens Henslow había promovido la reputación de su anterior discípulo
distribuyendo entre naturalistas seleccionados un panfleto con sus
comunicaciones sobre geología. Darwin fue a visitar su casa en Shrewbury y se
encontró con sus parientes, apresurándose de inmediato a Cambridge para ver a
Henslow, quien le recomendó buscar naturalistas disponibles para catalogar las
colecciones, y acordó encargarse de los especímenes botánicos.
El
padre de Darwin organizó las inversiones que permitieron a su hijo ser un
caballero científico sustentado por sus propios ingresos, y le animó a hacer
una gira por las instituciones de Londres para asistir a recepciones en su
honor y buscar de ese modo expertos para describir las colecciones. Los
zoólogos tenían ante sí un enorme trabajo acumulado, y había peligro de que los
especímenes quedaran abandonados en almacenes.
Entretanto,
la salud de Darwin también se había alterado; hacia el final del viaje se
mareaba con más facilidad que en sus comienzos y en el otoño de 1834 había
estado enfermo durante un mes. Se especuló también con la posibilidad de que
contrajera una infección como consecuencia de la picadura de un insecto.
De
todas formas, Darwin vivió tras su llegada los meses más activos de su vida,
pese a las pérdidas de tiempo que le supuso sentirse ocasionalmente
indispuesto. Trabajó en la redacción de su diario de viaje (publicado en 1839)
y en la elaboración de dos textos que presentaran sus observaciones geológicas
y zoológicas. Instalado en Londres desde marzo de 1837, se dedicó a “hacer un
poco de sociedad”, actuando como secretario honorario de la Geological Society y realizando diferentes contactos. En
julio de ese mismo año empezó a escribir su primer cuaderno de notas sobre sus
nuevos puntos de vista acerca de la “transmutación de las especies”, que se le
fueron imponiendo al reflexionar sobre sus propias observaciones en torno a la
clasificación, las afinidades y los instintos de los animales, y también como
consecuencia de un estudio exhaustivo de cuantas informaciones pudo recoger
relativas a las transformaciones experimentadas por especies de plantas y
animales domésticos debido a la intervención de criadores y horticultores.
Sus
investigaciones pronto le convencieron de que la selección era la clave del
éxito humano en la obtención de mejoras útiles en las razas de plantas y
animales. La posibilidad de que esa misma selección actuara sobre los
organismos que vivían en un estado natural se le hizo patente cuando en octubre
de 1838 leyó el ensayo de Malthus sobre la población, dispuesto como se
hallaba, por sus prolongadas observaciones sobre los hábitos de animales y
plantas, a percibir la presencia universal de la lucha por la existencia, se le
ocurrió al instante que, en esas circunstancias, las variaciones favorables
tenderían a conservarse, mientras que las desfavorables desaparecerían, con el
resultado de la formación de nuevas especies. Darwin estimó que, al fin había
conseguido una teoría con la que trabajar; sin embargo, preocupado por evitar
los prejuicios, decidió abstenerse por un tiempo de escribir siquiera el más
sucinto esbozo de las mismas.
En
junio de 1842 se permitió el placer privado de un resumen muy breve -35 páginas
escritas a lápiz-, que amplió hasta 230 páginas en el verano de 1844.
Por
aquel entonces, Darwin ya había contraído matrimonio con su prima Emma
Wedgwood, residiendo en Londres hasta septiembre de 1842, cuando la familia se
instaló en Down, en el condado de Kent, buscando un género de vida que se
adecuase mejor a los frecuentes periodos de enfermedad que, a partir del
regreso de su viaje, le afligían constantemente.
Cuando
nació su primer hijo, Darwin inició con él una serie de observaciones que se
prolongaron a lo largo de los años, sobre la expresión de las emociones en el
hombre y en los animales. El matrimonio tuvo diez hijos, seis varones y cuatro
mujeres, todos ellos nacidos entre 1839 y 1856, de los que dos niñas y un niño
murieron en la infancia.
Durante
su estancia en Down, Darwin completó la redacción de sus trabajos sobre temas
geológicos y se ocupó también de una nueva edición de su diario de viaje. De 1846 a 1854 estuvo ocupado
en la redacción de sus monografías sobre los cirrípodos, por los que se había
interesado durante su estancia en las costas de Chile al hallar ejemplares de
un tipo que planteaba problemas de clasificación. Esos años sirvieron para
convertirle en un verdadero naturalista según las exigencias de su época,
añadiendo al aprendizaje práctico adquirido durante el viaje la formación
teórica necesaria para abordar el problema de las relaciones entre la historia
natural y la taxonomía. Además, sus estudios sobre los percebes le reportaron
una sólida reputación entre los especialistas, siendo premiados en noviembre de
1853 por la Royal Society, de la que
Darwin era miembro desde 1839.
A
comienzos de 1856 hizo un completo desarrollo de sus ideas acerca de la
evolución de las especies. Emprendió entonces la redacción de una obra que, aun
estando concebida a una escala tres o cuatro veces superior de la que luego
había de ser la del texto efectivamente publicado, representaba, en su opinión,
un mero resumen del material recogido al respecto.
LOS ÚLTIMOS AÑOS DE DARWIN
A
pesar de los repetidos brotes de su enfermedad, Darwin continuó infatigable en
su trabajo durante sus últimos años. Habiendo publicado El origen de las especies como un resumen de su teoría, continuó
desarrollando líneas de investigación que allí sólo habían sido esbozadas y que
incluyeron objetos tan dispares como la evolución humana, diversos aspectos de
la adaptación de las plantas o la belleza decorativa en la vida salvaje.
En
1861, sus investigaciones sobre la polinización por insectos sobre las
orquídeas salvajes en los que investigó la adaptación de sus flores al síndrome
floral y al aseguramiento de la heterosis.
Darwin
alteraba frecuentemente sus trabajos a consecuencia de los periodos en los que
debía permanecer en cama. La habitación en la que guardaba reposo se encontraba
repleta de ingeniosos experimentos para trazar los movimientos de las plantas
trepadoras, y no dejó de recibir las visitas de ilustres naturalistas.
La
primera parte del gran libro planeado por Darwin y titulado Variación de las plantas y los animales en
estado doméstico, creció hasta convertirse en dos enormes volúmenes,
obligándole a dejar de lado otros objetos de estudio como la evolución humana y
la selección sexual. La obra se publicó en 1868 y a pesar de su extensión tuvo
una gran acogida.
El
siguiente reto de Darwin tuvo por objeto la evolución humana. Con su obra El origen del hombre y la selección en
relación al sexo, publicado en 1871, Darwin ofreció múltiples evidencias
que situaban al ser humano como una especie más del reino animal, mostrando la
continuidad entre características físicas y mentales. Asimismo, expuso la
teoría de la selección sexual como una explicación de determinadas
características no adaptativas, como el plumaje de la cola del pavo real, así
como la evolución cultural y las diferencias sexuales, raciales y culturales,
al mismo tiempo que enfatizaba la pertenencia de todos los humanos a una misma
especie. Su investigación fue ampliada en su siguiente libro: La expresión de las emociones en el hombre y
los animales (1872), una de las primeras publicaciones acompañada de
fotografías impresas, que discutía la continuidad de la psicología humana con
la conducta animal. Ambos libros fueron enormemente populares y el mismo Darwin
se declaró sorprendido de que “todo el mundo hablase de ello sin demostrar
sorpresa alguna”.
Sus
experimentos e investigaciones sobre la evolución culminaron en sus trabajos
sobre el movimiento de plantas trepadoras y carnívoras, los efectos de la
heterosis y la auto fertilización vegetal, diferentes formas de flores en una
misma especie de planta, y El poder del
movimiento de las plantas.
En
su último libro, Darwin investigó el efecto de la presencia de lombrices en la
formación del suelo.
A
finales de 1881 comenzó a padecer graves problemas cardíacos y falleció a causa
de un ataque al corazón el 19 de abril de 1882.
Esperaba
ser enterrado en el patio de la iglesia de St. Mary, en Down, pero por petición
de sus colegas, el presidente de la Royal Society, William
Spottiswoode, convino un funeral de Estado en la abadía de Westminster, donde
fue enterrado junto a John Herschel e Isaac Newton. Sólo cinco personas que no
pertenecieran a la realiza tuvieron el honor de recibir un funeral semejante
durante el siglo XIX.
Charles
Robert Darwin fue el naturalista que postuló que todas las especies de seres
vivos han evolucionado con el tiempo a partir de un antepasado común mediante
un proceso denominado selección natural. La evolución fue aceptada como un
hecho por la comunidad científica y por buena parte del público en vida del
propio Darwin, mientras que su teoría de la evolución mediante la selección
natural no fue considerada como la explicación primaria del proceso evolutivo
hasta los años 1930. Actualmente constituye la base de la síntesis evolutiva
moderna. Con sus modificaciones, los descubrimientos científicos de Darwin aún
siguen siendo el acta fundacional de la biología como ciencia, puesto que
constituyen una explicación lógica que unifica las observaciones sobre la
diversidad de la vida.