Navegante, gran viajero, descubridor y
conquistador, recorrió las costas de Guyana, Venezuela, Trinidad Tobago,
Curaçao, Araba y Colombia. Fue famoso por haber dado el nombre de Venezuela a
la región que exploró en sus dos primeros viajes al Nuevo Mundo, y por haber
descubierto el lago de Maracaibo y fundar Santa Cruz (La Guairita).
Alonso de Ojeda nació en Torrejoncillo
del Rey (Cuenca) en 1468, en el seno de una familia hidalga aunque con pocos
recursos. En su juventud estuvo al servicio de Don Luís de la Cerda, duque de
Medinaceli, siendo en su casa donde conoció a Cristóbal Colón. Al ser pariente
cercano de un alto miembro del Tribunal de la Inquisición, de su mismo nombre,
fue recomendado a Don Juan Rodríguez de Fonseca, obispo de Badajoz y posteriormente
de Burgos, al margen de ser presidente de la Junta de Indias.
Alonso participó en la toma de
Granada, donde dejó constancia de sus dotes militares, su destreza como espadachín
y su audacia.
El joven Ojeda bien pronto se ganó la
buena voluntad del obispo, quien se ofreció a dispensarle su protección a la
primera oportunidad que surgiera. En 1494 tenía veintiséis años y, según las
crónicas de la época, era pequeño de estatura, ágil hasta causar sorpresa, y en
todos los ejercicios de las armas fue maestro consumado. Tenía el genio pronto
y la vista perspicaz; era valiente hasta la temeridad, vengativo hasta la
crueldad, tierno de corazón con los débiles y cortés con las damas. Pendenciero
y duelista, pero muy creyente y por extremo observante de sus deberes
religiosos.
El obispo supo distinguir en aquel
joven un alma bien templada y un corazón generoso, pero también notó que su
carácter tenía un fondo de ambición que podía servirle en los planes que por
aquel entonces maduraba para anular la influencia de Cristóbal Colón.
VIAJE
CON COLÓN
En septiembre de 1493, merced a la
intervención de Rodríguez de Fonseca, se embarcó con Cristóbal Colon en su
segundo viaje a América, llegando hasta la isla La Española. En enero de 1494,
el propio Colón le encargó que buscara algunos tripulantes extraviados en el
territorio de la isla, pudiendo adentrarse con sólo quince hombres en la región
del Cibao, donde dominaba el aguerrido cacique caribe llamado Caonabo. Aquella
era una zona rica en minas de oro y Ojeda regresó a La Isabela para informar al
Almirante, que se encontraba allí aquejado de unas fiebres.
Colón partió hacia aquellas tierras en
el mes de marzo del mismo año e hizo fundar la fortaleza de Santo Tomás, de la
que nombró alcalde a Ojeda.
Caonabo y sus guerreros atacaron el
fuerte en cuanto tuvieron oportunidad y Ojeda los venció. La leyenda dice que
logró apresar personalmente al cacique indígena usando unos grilletes de oro y
engañándole al hacerle creer que eran prendas reales.
También participó Alonso de Ojeda en
la batalla de la Vega o batalla de Jáquimo, recibiendo el apodo de “El Centauro
de Jáquimo” dado que, bajo su mando, los españoles vencieron a los indígenas.
Esta batalla habría enfrentado a un número de indígenas cifrado en unos diez
mil según Fray Bartolomé de las Casas, frente a tan sólo alrededor de
cuatrocientos españoles, si bien es muy posible que estas cifras fueran
exageradas. Posteriormente, en 1496, regresó a España.
DESCUBRIMIENTO
DE VENEZUELA
Una vez en España, capituló con los Reyes
Católicos sin permiso de Colón y volvió a zarpar en una expedición el 18 de
mayo de 1499, asociado con el piloto y cartógrafo Juan de la Cosa y el
navegante italiano Amerigo Vespucci. Dos hombres que también serían ilustres a
lo largo de la historia.
A destacar que aquel fue el primero de
la serie de “viajes menores”, también llamados “viajes andaluces”, de los que
se realizarían hacia el Nuevo Mundo.
Recorriendo el litoral occidental de
África hasta Cabo Verde, tomaron el mismo rumbo que realizó Colón un año antes
en el tercer viaje, pero en dirección suroeste. Sin embargo, Vespucci decidió
separarse de la flota y seguir su propio rumbo más al sur, hacia Brasil. La
flota de Ojeda llegó a las bocas de los ríos Esequibo y Orinoco, así como al
golfo de Paria, incluyendo las penínsulas de Paria y Araya, y a las islas de
Trinidad y Margarita; continuando a lo largo de la tierra firme, en busca
siempre de un pasaje hacia la India. Con posterioridad recorrió la península de
Paraguaná y después avistó la isla de Curaçao, a la cual llamó Isla de los Gigantes porque creyó
observar allí indígenas de gran estatura. Luego visitó la isla de Aruba y
también el archipiélago de Los Frailes.
Asimismo, recorrió una parte de la
península de Paraguaná y se adentró en un golfo al que llamó Venezuela o Pequeña Venecia, pues había poblaciones
en el fondo del golfo cuyas casas estaban construidas con troncos sobre el agua
que se asemejaban a la ciudad italiana de Venecia; aunque otras fuentes indican
que los propios indígenas ya llamaban al poblado Veniçuela. También logró ver
la entrada del lago Maracaibo, a la cual puso el nombre de San Bartolomé por
haberle descubierto el 24 de agosto de 1499, día de San Bartolomé apóstol.
Finalmente llegó a alcanzar el cabo de la Vela, en la actual península de la
Guajira, a la que llamó Coquibacoa.
Unos días después, la expedición
partió del cabo de la Vela a La Española con algunas perlas obtenidas en Paria,
algo de oro y varios esclavos. Los pocos bienes y esclavos transportados
resultaron ser un rendimiento económico escaso, pero la importancia de este
viaje radicó en que fue el primer recorrido detallado hecho por los españoles
de las costas de Venezuela, debido al cual Ojeda goza del crédito de haber reconocido
por vez primera toda la costa venezolana. La expedición dio también a Juan de
la Cosa la oportunidad de trazar el primer mapa conocido de la actual
Venezuela, además de ser el primer viaje que hizo Vespucci al Nuevo Mundo.
Sin embargo, cuando llegó la
expedición a La Española el 5 de septiembre, fue mal recibida por los
seguidores de Colón, quienes estaban enojados porque Ojeda no tenía derecho de
explorar tierras descubiertas por aquél sin su autorización. Tal circunstancia
provocó reyertas y peleas entre ambos grupos, dejando algunos muertos y
heridos; así que Ojeda tuvo que regresar a Cádiz con pocas riquezas, pero con
muchos indígenas. La fecha de la vuelta a España es discutida: tradicionalmente
se afirmaba que volvieron en junio de 1500, pero el historiador Demetrio Ramos
ha señalado una fecha mucho más temprana, hacia noviembre de 1499.
TERCER
VIAJE AL NUEVO MUNDO
Alonso de Ojeda decidió hacer una
nueva exploración y capituló nuevamente con los reyes de España el 8 de junio
de 1501. Se le nombró gobernador de Coquibacoa por los resultados obtenidos en
el primer viaje, y se le otorgó el derecho a fundar una colonia en este
territorio, aunque se le advirtió de que no visitara Paria. En aquella ocasión
se asoció con los mercaderes sevillanos García de Campos y Juan de Vergara, los
cuales pudieron fletar cuatro carabelas.
En enero de 1502, zarpó de España e
hizo el mismo recorrido que en su primer viaje. Pasó de largo el golfo de Paria
y llegó a la isla Margarita (donde según algunas fuentes, intentó obtener oro y
perlas de los indígenas). Luego recorrió las costas venezolanas desde Curiana
hasta la península de Paraguaná e intentó fundar el 3 de mayo de 1502 una
colonia en la península de la Guajira, exactamente en bahía Honda, a la que
llamó Santa Cruz y que se convirtió en el primer poblado español en territorio
colombiano y, por ende, el primero en tierra firme.
Sin embargo, dicha colonia no prosperó
después de tres meses de fundada, debido a que Ojeda y sus hombres atacaron a
las poblaciones indígenas de los alrededores, causando una constante guerra con
éstos que se sumó a los problemas personales del mismo Ojeda con su tropa. Así,
fue en aquel momento cuando sus socios Vergara y Campos hicieron apresar al
propio Ojeda para hacerse con el poco botín recaudado y abandonaron el poblado
junto con los colonos, encarcelándolo en La Española en mayo de 1502.
Ojeda estuvo preso dos años. En 1504
fue liberado por el obispo Rodríguez de Fonseca, mediante una apelación; no
obstante tuvo que pagar una costosa indemnización que lo dejó bastante
empobrecido.
El resultado de este viaje fue un
fracaso ya que no se habían descubierto nuevas tierras y tampoco se obtuvo un
gran botín de parte de los exploradores, amasado en su mayoría por Vergara y
Campos, sumado a que la colonia de Santa Cruz quedó abandonada y la gobernación
de Coquibacoa fue abolida.
Continuará