MIGUEL LÓPEZ DE LEGAZPI (1503 - 1572)




Conocido como “el Adelantado”, fundó las ciudades de Cebú (1565) y Manila (1571, siendo almirante y gobernador español del siglo XVI, amén de primer gobernador de la Capitanía General de las Filipinas.
Nacido en Zumárraga (Guipúzcoa) en el seno de una familia de la nobleza guipuzcoana con el título de hidalgo. Fue el segundo hijo de Juan Martínez y López de Legazp y Elvira de Gurruchategui. Su casa natal, denominada Jauregi Haundía (el Palacio grande), pero mucho más conocida como Miguel López de Legazpi dorretxea (Casa-Torre Legazpi) se conserva en Zumárraga.
Su padre luchó en Italia y Navarra con las tropas de la corona de Castilla- Realizó estudios de letrado y eso le valió para ocupar el cargo de concejal en el ayuntamiento de Zumárraga en 1526, y al año siguiente el de escribano en la Alcaldía Mayor de Arería (Guipúzcoa), que ocupó a la muerte de su padre y en la que fue confirmado por el rey en abril de 1527. El virrey de México, Luis de Velasco, lo define en una de sus cartas como hijo-hidalgo notorio de la casa de Lezcano.

VIAJE A MÉXICO
En 1545 se trasladó a México, donde vivió durante veinte años. Ocupó diversos cargos en la administración de la colonia de Nueva España; fue Escribano Mayor en 1551 y Alcalde Mayor de la ciudad de México en 1559, 38 años después de su conquista. Con anterioridad había trabajado en la Casa de la Moneda en puestos de responsabilidad.
Se casó con Isabel Garcés, hermana del obispo de Tiaxcala, Julián Garcés, y de dicha unión nacieron nueve hijos (cuatro varones y cinco mujeres). En 36 años de estancia en Nueva España (1528 a 1564) reunió una importante fortuna.
La casa de Legazpi en la capital azteca fue una de las principales y a ella acudían muchos recién llegados de España para solicitar ayuda y consejo. Su hijo Melchor define de esta manera la casa de su padre en una carta dirigida al rey:
“Muchos hidalgos y caballeros pobres que iban de estos reinos iban sin conocerle a su casa por la antigua costumbre que de siempre en ella hubo y porque a las personas tales siempre en ella se les dio de comer y vestir y lo necesario. Lo cual ha sido cosa muy notoria y sabida en todo aquel reino…”
Las expediciones anteriores no habían logrado realizar la ruta de vuelta por el Gran Golfo, que era como se llamaba entonces al Pacifico hasta México. Felipe II determinó que había que explorar la ruta desde México a las islas Molucas y encargó la expedición de dos naves a Luis de Velasco, segundo virrey de Nueva España, y al fraile agustino Andrés de Urdaneta, que era familiar de López de Legazpi, que ya había viajado por aquellos mares. La carta en la que el rey pidió a Urdaneta que se sumara a la expedición decía así:
“El rey: Devoto Padre fray Andrés de Urdaneta, de la orden de San Agustín. Yo he sido informado que vos siendo seglar fuisteis en la Armada de Loaysa y pasásteis al estrecho de Magallanes y a la Espacería, donde estuvisteis ocho años en nuestro servicio. Y porque ahora Nos hemos encargado a Don Luis de Velasco, nuestro Virrey de esa Nueva España, que envíe dos navíos al descubrimiento de las islas del Poniente, hacia los Malucos, y les ordene los que han de hacer conforme a la instrucción que es le ha enviado, y porque según de mucha noticia que diz que tenéis de las cosas de aquella tierra y entender como entendéis bien, la navegación della y ser buen cosmógrafo, sería de gran efecto que vos fuesedes en dichos navíos, así para toca la dicha navegación como para servicio de Dios Nuestro Señor y y nuestro. Yo vos ruego y encargo que vais en dichos navíos y hagáis lo que por el dicho Virrey os fuere ordenado, que además del servicio que haréis a Nuestro Señor yo seré muy servido y mandaré tener en cuenta con ello para que recibáis merced en hobiere lugar.
Valladolid a 24 de Septiembre de 1559 años.
Y, el Rey”
Las Filipinas que habían sido descubiertas en el viaje primero alrededor del mundo que realizaron Magallanes y Elcano, caían dentro de la demarcación portuguesa, según el Tratado de Tordesillas de 1494, pero aun así Felipe II quería rescatar a los supervivientes de la expedición anterior de Villalobos (1542-1544), que fue quien bautizó al archipiélago con el nombre de Filipinas en honor al entonces príncipe Felipe y luego sería el rey Felipe II.
Velasco hizo los preparativos en 1564 y López de Legazpi, ya viudo, fue puesto al mando de dicha expedición a propuesta de Urdaneta, siendo nombrado por el rey como Almirante General y Gobernador de todas las tierras que conquistase, aun cuando no era marino. La expedición la componían cinco embarcaciones y Urdaneta participaba en ella como piloto. Legazpi vendió todos los bienes, a excepción de la casa de México, para hacer frente a la expedición, que sufrió retrasos debido a la atracción que la Florida empezó a tener entre los colonos mexicanos. Enroló en la expedición a su nieto Felipe de Salcedo, así como a Martín de Goiti, en calidad de capitán de artillería.
El 1 de septiembre de 1564, el presidente y oidores de la Real Audiencia de México dieron a Legazpi el documento donde se especificaban las instrucciones y órdenes que llevaba la expedición. El extenso documento, que ocupaba más de 24 páginas, detallaba todo un código de normas de control, comportamiento y organización, así como la recomendación de dar buen trato  se bendijeran la bandera y los estandartes.a los naturales, que llegaba hasta a indicar cómo se debían repartir las raciones y evitar que existieran bocas inútiles.
Con las cinco naves y unos 350 hombres, la expedición que encabezaba López de Legazpi partió del puerto de Barra de Navidad, Jalisco, el 21 de noviembre de 1564, después de que el 19 de noviembre.

DE LA ISLA DE GUAM A FILIPINAS
La expedición atravesó el Pacífico en 93 días y pasó por el archipiélago de las Marianas. El 22 de enero desembarcaron en la isla de Guam, conocida por Isla de los Ladrones, que identificaron por el tipo de velamen de las embarcaciones y canoas que vieron.
Compraron alimentos a los nativos y tomó posesión de la isla para la Corona española. El 5 de febrero salieron rumbo hacia las llamadas Islas de Poniente, las Filipinas. El día 15 tocaron tierra en la isla de Samar, en donde el Alférez Mayor, Andrés de Ibarra, tomó posesión de la misma previo acuerdo con el dirigente local. El 20 del mismo mes se hicieron de nuevo a la mar y llegaron a la isla de Leite, donde Legazpi levantó el acta de rigor de toma de posesión, aún con la hostilidad de sus habitantes. El 5 de marzo llegaron al puerto de Carvallán.
La escasez de alimentos impulsó la búsqueda de nuevas bases, para lo que fueron extendiendo los dominios españoles sobre las diferentes islas, llegando a dominar gran parte del archipiélago, a excepción de Mindanao y las islas de Sulú. Esta expansión se realizó con relativa facilidad al estar los diferentes pueblos que ocupaban las islas enfrentados los unos con los otros, y al establecer Legazpi relaciones amistosas con algunos de ellos, por ejemplo, con los nativos de Bohol mediante la firma de un “pacto de sangre” con el jefe Sikatuna. Los abusos que en el pasado habían cometido los navegantes portugueses en algunos untos del archipiélago motivaron que algunos pueblos opusieran a Legazpi una fuerte resistencia.
En una reunión decidieron establecer un campamento para pasar el invierno en la isla de Cebú, que estaba muy habitada y tenía mucha provisión de alimentos, a la que llegaron de nuevo el 27 de abril.
Sus ansias de paz toparon con los recelos del gobernador local, el Rajá Tupas, que era hijo del que años antes había liquidado a treinta hombres de la expedición de Magallanes en un banquete que resultó ser una encerrona. Legazpi intentó negociar un acuerdo de paz, pero Tupas mandó a una fuerza de 2.500 hombres contra las naves de los españoles. Después de la batalla, Legazpi volvió a intentar un acuerdo de establecimiento pacífico y de nuevo fue rechazado.
Las tropas españolas desembarcaron en tres bateles al mando de Goiti y Juan de la Isla, y los nativos dispararon sus cañones contra el poblado, destruyendo algunas casas y haciendo huir a los habitantes. Los españoles, que tenían una necesidad imperiosa de abastecimiento, registraron la población sin encontrar nada que pudiera servirles.
En el registro, un bermeano encontró en una choza la imagen del Niño Jesús (al que llamarían Invención del Niño Jesús, y que actualmente está en la iglesia que posteriormente construyeron los agustinos en Cebú) y que debía de proceder de alguna expedición anterior. Legazpi mandó iniciar los trabajos del fuerte, que comenzaron con el trazado del mismo el 8 de mayo. Ante estos hechos, el rey Tupas acompañado por Tamuñán, se presentó a Legazpi que los recibió en su barco La Capitana para acordar la paz.
Se fundaron los primeros asentamientos españoles: la Villa del Santísimo Nombre de Jesús y la Villa de San Miguel, hoy ciudad de Cebú, que se convertiría en la capital de las Filipinas y en base de la conquista de las mismas.
Legazpi envió a su nieto Felipe de Salcedo de vuelta a México y llevó de cosmógrafo a Urdaneta, que informó del descubrimiento de la ruta de navegación por el norte del Pacífico hacia el este, y se opuso a su conquista al caer dentro de los dominios asignados a los portugueses. Éstos mandaron una escuadra a la recién fundada Villa de San Miguel, pero fue rechazada en dos ocasiones, en 1568 y 1569.
Como respuesta a la expulsión española de las Molucas, el rey Felipe II decidió mantener el control sobre las Filipinas. Para ello nombro a Legazpi gobernador y capitán general de Filipinas y envió tropas de refuerzo.
En Cebú, Legazpi tuvo que hacer frente a un levantamiento de algunos de los gentilhombres, que acabaron derrotados y en la horca.
En 1566 llegó el galeón San Gerónimo desde México con lo que quedó definitivamente confirmada ala ruta. En 1567, 2.100 españoles, los soldados mexicanos y los trabajadores llegaron a Cebú por órdenes del rey. Fundaron una ciudad y construyeron el puerto de Fortaleza de San Pedro, que se convirtió en su puesto avanzado para el comercio con México y la protección contra rebeliones nativas hostiles y los ataques de los portugueses, que fueron definitivamente rechazados. Las nuevas posesiones fueron organizadas bajo el nombre de islas Filipinas.
La cuestión religiosa quedó en manos de los agustinos dirigidos por fray Andrés de Urdaneta.
La conquista siguió por las islas restantes. Panay (donde estableció su nueva base), Masbate, Mindoro y finalmente Luzón, donde encontró la gran resistencia de los tagalos.

FUNDACIÓN DE MANILA
 La prosperidad del asentamiento de Maynilad atrajo la atención de Legazpi en cuanto tuvo noticias de su existencia en 1568. Para su conquista mandó a dos de sus hombres, Martín de Goiti y Juan de Salcedo, en expedición al mando de unos 300 soldados. Maynilad era un enclave musulmán situado al norte de la isla de Luzón, dedicado al comercio.
Salcedo y Goiti llegaron a la bahía de Manila el 8 de mayo de 1570, después de haber librado varias batallas por el norte de la isla contra piratas chinos. Los españoles quedaron sorprendidos por el tamaño del puerto y fueron recibidos amistosamente, acampando por algún tiempo en las proximidades del enclave. Al poco tiempo se desataron incidentes entre los nativos y los españoles, produciéndose dos batallas, siendo derrotados los nativos en la segund de ellas, con lo que el control de la zona pasó a manos españolas después de los correspondientes protocolos y ceremonias de paz, que duraron hasta tres días. Fue el Rajá Matanda quien entregó Mynilad a López de Legazpi.
Legazpi llegó a un acuerdo con los gobernantes locales, Rajá Sulimán, Matanda y Lakandula. En el mismo se acordó fundar una ciudad que tendría dos alcaldes, doce concejales y un secretario. La ciudad sería doble, la intramuros, española y la extramuros, indígena.
Con la conquista de Maynilad se completó el control sobre la isla de Luzón, a la que Legazpi llamó Nuevo Reino de Castilla, Reconociendo el valor estratégico y comercial del enclave, el 24 de Junio de 1571 fundó la Siempre Leal y Distinguida Ciudad de España en el Oriente de Manila y la convirtió en sede del gobierno del archipiélago y de los dominios españoles del Lejano Oriente.
La edificación de la ciudad -dividida en dos zonas, la de intramuros y la de extramuros- se debió a la real orden que Felipe II emitió desde el monasterio de San Lorenzo del Escorial el 3 de julio de 1573, y en la que se planificaba la zona de intramuros al estilo español de la época, con carácter defensivo según planos de Herrera, arquitecto de El Escorial, y dejando extramuros para las aldeas indígenas que más tarde darían lugar a nuevos pueblos y acabarían con el tiempo integrando la urbe de Manila.
Cuatro años después de su fundación, Manila sufrió un ataque a manos del pirata chino  Lima-Hong. El gobernador Guido de Lavezares y el maestre de campo Juan de Salcedo, al mando de 500 españoles expulsaron a la flota mercenaria chino-japonesa.

MUERTE DE LEGAZPI
Después de proclamar a Manila capital del archipiélago de las Filipinas y de los dominios españoles del Lejano Oriente, López de Legazpi trasladó allí su residencia.
Permaneció en Manila hasta su muerte el 20 de agosto de 1572.
Legazpi murió de un ataque al cerebro y en una precaria situación económica, sin saber que el rey Felipe II ya había firmado una cédula real por la que le nombraba Gobernador Vitalicio y Capitán General de Filipinas y le destinaba una paga de dos mil ducados.