JAMES COOK (1728 – 1779)

Nacido en Marton, North Yorkshire, cerca de la actual localidad de Middlesbrough (Gran Bretaña) el 27 de Octubre de 1728, James Cook fue un navegante, explorador y cartógrafo británico que realizó diferentes viajes por el oceano Pacífico, durante los cuales se describieron con precisión grandes áreas, y muchas islas y costas fueron documentadas por primera vez en mapas europeos.
De origen humilde (su padre era inmigrante escocés y hacía tareas rurales) pertenecía a una familia numerosa (tenía cuatro hermanos), se educó en la escuela de Great Ayton, ciudad adonde toda la familia se había mudado por razones laborales. Cuando tuvo 13 años, comenzó a trabajar con su padre en la administración de una granja.
En 1745 dejó su hogar para trabajar como aprendiz de tendero en la aldea de pescadores de Staithes. Después de un año y medio allí, el dueño de la tienda encontró que James no era apropiado para ese trabajo, lo llevó a la ciudad portuaria de Whitby y lo presentó a John y Henry Walker, armadores prominentes que se dedicaban al negocio del carbón. Entonces fue tomado como aprendiz en un navío mercante de una pequeña flota de barcos que transportaban carbón a lo largo de la costa inglesa.
Una vez que completó su aprendizaje de tres años, comenzó a trabajar en barcos comerciales del mar Báltico, en donde escaló rápidamente a través de los rangos de la marina mercante. En 1755 se le ofreció ser comandante del bergantín Friendship, pero al poco tiempo se postuló como voluntario al servicio de la Royal Navy (Armada Real Britànica).

CARRERA NAVAL EN LA ARMADA REAL BRITÁNICA
Por aquel entonces, el reino de Gran Bretaña estaba rearmándose para lo que sería el comienzo de la Guerra de los Siete Años y Cook pensó que su carrera podría avanzar más rápidamente bajo el servicio militar. Sin embargo, esto requería comenzar desde abajo en la jerarquía naval y, en junio de 1755, comenzó como able seaman (marinero con experiencia de al menos dos años), a bordo del HMS Eagle, bajo el mando del capitán Hugh Palliser.
Durante la Guerra de los Siete Años, Cook participó en el sitio de la ciudad de Quebec. Fue allí donde demostró su habilidad para la topografía y cartografía, siendo el responsable de trazar mapas de gran parte de la entrada al río San Lorenzo y permitiendo al General Wolfe lanzar su ataque de forma sorpresiva en la batalla de las Llanuras de Abraham.
En 1762 se casó con Elizabeth Batts, la hija de uno de sus mentores y del matrimonio nacieron seis hijos.
Entre 1763 y 1767, trazó cartas sobre las irregulares costas de Terranova; entre 1763 y 1764, por el estrecho noroeste; entre 1765 y 1766, la costa del sur entre la península Burin y el cabo Ray; y, finalmente, la costa oeste durante el año 1767. Estas cinco temporadas de Cook dieron como resultado el primer mapa a gran escala y de gran exactitud sobre el lugar. También le dieron un gran dominio en la práctica topográfica, realizada en condiciones adversas, lo que llamó la atención de la Royal Navy y la Royal Society, en un momento crucial, tanto en la carrera personal de Cook como en la postura británica de cara a los descubrimientos de ultramar.

PRIMER VIAJE (1768-1771)
En 1766, la Royal Society le contrató para viajar al océano Pacífico, con el objetivo de observar y documentar el tránsito de Venus sobre el Sol. En 1768 Cook zarpó del puerto de Plymouth (Inglaterra) al mando del buque HMB Endeavour, rodeó el cabo de Hornos y continuó hacia el oeste por el Pacífico, hasta llegar a Tahití el 13 de abril de 1769, en donde se debían llevar a cabo las observaciones.
Desde 1660 la Royal Society de Londres se había dedicado a los descubrimientos científicos y a fomentar el saber. En aquella época, uno de sus temas predilectos era el cálculo de la distancia del Sol a la Tierra, que teóricamente podía determinarse cronometrando el paso del planeta Venus por delante del Sol. En 1769, para desafiar a los franceses que con las nuevas medidas métricas habían comenzado a tomar cierta ventaja, la Royal Society londinense había decidido coordinar a los 151 observadores que en 77 países diferentes iban a observar el paso de Venus por delante del Sol. Por esta razón ofreció fletar un buque, el Endeavour, que efectuaría dichas mediciones desde una isla del Pacífico Sur. El astrónomo Charles Green embarcó con todo su equipo de telescopios y relojes. Cuando en abril de 1769 el barco llegó a Tahití, la tripulación construyó una pequeña tienda fortificada para guardar el material, a la que Cook denominó Fort Venus. Esto no impidió a los maoríes robar parte del material de astronomía, que, tras no pocos regateos restituyeron. En la actualidad este fuerte no existe, pero la punta norte que bordea la bahía de Matavai se sigue llamando Punta Venus, y desde entonces es el lugar de llegada de todos los navíos británicos. El 3 de junio, con un tiempo muy claro, el paso de Venus por delante del Sol fue rigurosamente cronometrado. Pero al final, varios años después pudo demostrarse que el conjunto de los tiempos cronometrados a través del planeta eran demasiado discordantes entre si para poder ser utilizados. El resultado no fue tan concluyente o preciso como se había esperado en principio.
Una vez que las observaciones se completaron, Cook partió para realizar el segundo propósito de su viaje: buscar en el Pacífico Sur señales del continente más austral: Terra Australis Ignota. Desde hacía siglos, aquel mundo perdido se había convertido en una obsesión para los exploradores. En 1520, Fernando de Magallanes ya pensó que la isla grande de Tierra de Fuego era un punto costero de aquel misterioso continente que tanto había excitado a los hombres de ciencia desde el sigloXV.
La Royal Society, y especialmente Alexander Dalrymple, creían que debía existir; sin embargo, Cook tenía sus propias dudas al respecto. Con la ayuda de Tupaia, un tahitiano que tenía gran conocimiento de la geografía del Pacífico, se las arregló para llegar hasta Nueva Zelanda, siendo el segundo europeo en llegar allí (Abel Tasman, en 1642, había sido el primero). Cook hizo un mapeo de toda la costa de Nueva Zelanda, cometiendo sólo algunos errores menores. También descubrió el estrecho de Cook, que separa la isla Norte de la isla Sur, que Tasman no había visto.
Luego partió con rumbo oeste, para intentar llegar a Tierra de Van Diemen (hoy Tasmania), que había sido vista por Tasman, para establecer si formaba parte del legendario continente austral. Sin embargo, fueron forzados a mantener un rumbo más hacia el norte debido a los fuertes vientos. Cuando divisaron tierra, Cook la nombró Punta Hicks, ya que Leuit Hicks fue el primero en divisarla. Entonces pensó que podía ser Tierra de Van Diemen, pero en realidad era parte de la costa sudeste de Australia, y con esto se convirtieron en los primeros europeos conocidos en encontrar la costa este del continente.
El HMB Endeavour continuó rumbo al norte, bordeando la costa, manteniendo la tierra a la vista. Cook cartografió y bautizó con diferentes nombres a varios lugares. Después de una semana, pasaron por una gran caleta de poca profundidad y en este enclave llamado Kurnell, Cook y su tripulación tuvieron el primer contacto con el continente.
Al principio, Cook llamó al lugar bahía Stingaree, debido a la gran cantidad de rayas encontradas allí; luego fue cambiado a bahía Botánico, y finalmente a Bahía Botánica (Botany Bay), por las especies únicas encontradas por Banks, Solander y Spöring.
Este primer lugar en el cual se detuvieron, más tarde fue fomentado como un buen lugar para establecer un asentamiento y una colonia británica. No obstante, casi dieciocho años después de este primer arribo, cuando el capitán Arthur Phillip llegó allí en 1788 para establecer un fuerte y una colonia penal, encontró que la bahía y sus alrededores no eran un lugar tan promisorio como había sido descrito. Entonces, Phillip dio órdenes de moverse hacia el norte, al lugar que Cook había denominado Port Jackson pero no había explorado en profundidad. Fue en un lugar de Sydney Cove que se realizó el asentamiento de Sydney. Durante algunos años más, el lugar seguiría siendo llamado generalmente Botanic Bay. Aquí se realizaron las primeras expediciones científicas para documentar la flora y la fauna de Australia. En este viaje, Cook contactó con nativos, que eran de carácter pacífico.
Cook continuó hacia el norte, elaborando mapas de la costa. Hubo un contratiempo cuando el HMB Endeavour pasó por la Gran Barrera de Coral el 11 de junio 1770. El barco se dañó seriamente y el viaje se demoró casi siete semanas, aprovechando este tiempo para realizar las reparaciones en la misma playa (cerca de los muelles de la actual ciudad de Cooktown, en la boca del río Endeavour). Mientras estuvieron allí, Joseph Banks, Herman Spöring y Daniel Solander hicieron su primera gran colección de flora australiana. Allí, la tripulación tuvo encuentros con los aborígenes del lugar, que eran mayormente pacíficos. Por el contacto con la tribu Guugu Yimithirr, la palabra kangaroo (canguro) fue introducida al idioma inglés.
Una vez que se realizaron las reparaciones, se continuó con el viaje, pasando por el punto más nórdico de la península Cabo York, y luego navegaron a través del estrecho de Torres, entre Australia y Papúa-Nueva Guinea, que ya había sido navegado por Luis Váez de Torres en 1604.
Hasta ese momento de la travesía, Cook no había perdido ningún hombre a causa del escorbuto; un logro destacable y prácticamente desconocido en los viajes de larga distancia por mar durante el siglo XVIII. Por lo general, obligaba a su tripulación a comer cítricos y chucrut, aunque todavía nadie entendía las razones por las que ingerir estos alimentos prevenía el escorbuto. Luego navegó hacia Batavia, la capital de las Indias Orientales Holandesas, por reparaciones. Batavia era conocida por sus brotes de malaria, y, antes que retornaran, gran parte de la tripulación de Cook sucumbió a esta enfermedad y a otras como la disenteria; entre ellos el tahitiano Tupaia, el secretario de Banks, el científico Herman Spöring, el astrónomo Charles Green y el ilustrador Sydney Parkinson. La isla Spöring fue bautizada así por Cook en honor a Herman Spöring y a su trabajo durante todo el viaje.
Los diarios de Cook fueron publicados a su regreso, con lo que se convirtió en una especie de héroe entre la comunidad científica. Sin embargo, entre el público en general, el botánico Joseph Banks fue un héroe más grande. Banks finalmente intentó tomar el mando del segundo viaje de Cook, pero desistió del viaje antes de que éste comenzara.

SEGUNDO VIAJE (1771-1775)
Poco tiempo después de su regreso, Cook fue ascendido del puesto que ejercía como Lugarteniente (Lieutenant) A Comandante (Master and Commander). Entonces, una vez más, fue comisionado por la Royal Society para buscar la mítica Terra Australis Ignota. Durante su primer viaje había demostrado, mediante la circunnavegación de Nueva Zelanda, que no estaba unida por el sur a una masa continental mayor, y aunque mediante la cartografía de casi la totalidad de la costa este de Australia había demostrado que era de tamaño continental, se suponía que la buscada Terra Australis se extendía hacia el sur. A pesar de las evidencias, muchos miembros de la Royal Society aún creían que ese continente debía existir.
En este viaje, Cook comandó la nave HMS Resolution, mientras que Tobias Furneaux lo hizo en la nave compañera HMS Adventure. La expedición circunnavegó el globo terráqueo a muy alta latitud sur, convirtiéndose en uno de los primeros en cruzar el círculo polar antártico, el 17 de enero de 1773. También descubrió Georgia del Sur y las islas Sándwich del Sur. En la niebla antártica, los dos barcos se separaron. Furneaux fue hacia Nueva Zelanda, en donde perdió algunos de sus hombres por una pelea con los maoríes, y luego navegó hacia Gran Bretaña, mientras que Cook continuó explorando la Antártida.
Cook casi descubrió el continente antártico, pero volvió hacia el norte en dirección a Tahití para reabastecer el barco. Luego retomó su curso hacia el sur en un segundo intento infructuoso de encontrar el continente. En este tramo del viaje llevó con él a un joven tahitiano llamado Omai, que demostró ser algo menos especialista sobre el Pacífico de lo que había sido Tupaia en el primer viaje. Durante el viaje de regreso, estuvieron en las islas Friendly, isla de Pascua y Vanuatu, en 1774. Sus informes sobre el retorno del viaje pusieron quietud sobre el popular mito de Terra Australis.
A su regreso, Cook fue ascendido en la jerarquía naval a capitán, y se le otorgó un retiro honorario de la Royal Navy (como oficial en el Hospital de Greenwich), pero Cook no podía estar alejado del mar.
Se planificó un tercer viaje para encontrar el paso del Noroeste. Cook viajaría al Pacífico nuevamente y esperaba pasar al Atlántico, mientras que en un viaje simultáneo se programaba la ruta contraria.

TERCER VIAJE (1776-1779)
En su último viaje, Cook comandó una vez más el HMS Resolution, mientras que el capitán Charles Clerke comandaba el HMS Discovery. Ostensiblemente, el viaje fue planeado para llevar de regreso a Omai hacia Tahití; esto era lo que el público en general creía, ya que se había convertido en una "curiosidad" en Londres. Después de dejar a Omai, Cook viajó hacia el norte, y en 1778 se convirtió en el primer europeo en visitar las islas Hawai, a las que llamó islas Sandwich, por el cuarto Conde de Sandwich, John Montagu, en ese momento a cargo de la Royal Navy.
Cuando los exploradores volvieron a la bahñia Kealakekua el 17 de enero, diez mil hawaianos salieron a recibirlos. Los isleños estaban celebrando la fiesta de makahiki en honor de Lono, el dios de su tierra. Por lo visto, creyeron que Cook era dicho dios, por lo que tanto él como sus hombres fueron nuevamente objeto de extraordinaria bondad y hospitalidad. Tres semanas más tarde, el 4 de febrero, levaron anclas y se hicieron a la vela, pero al cuarto día les sobrevino un gran huracán que destrozó uno de los mástiles del Resolution y obligó a Cook a regresar a Hawai.
Viajó hacia el este, para explorar la costa oeste de América del Norte y exploró e hizo mapas de la costa, desde California hasta el estrecho de Bering.
El estrecho de Bering (que separa Asia de América) no pudo ser atravesado por Cook, aunque hizo varios intentos. Había comenzado a tener algún trastorno estomacal desde hacía algún tiempo, y esto fue tomado como explicación a su comportamiento algo irracional hacia la tripulación durante el viaje.
Cook volvió a Hawai en 1779 y el 14 de febrero, en Kealakekua Bay, algunos hawaianos le robaron un pequeño bote que le pertenecía. Normalmente, como los ladrones eran comunes en Tahití y otras islas, se tomaban rehenes hasta que las cosas robadas reaparecieran. Pero Cook planeó tomar como rehén al rey de Hawái, Kalaniopu’u. Debido a la irracionalidad de sus actos, tuvo un altercado con una gran multitud de nativos en la playa, con lo cual, durante la escaramuza, se dispararon algunos tiros hacia los hawaianos y éstos terminaron matando a Cook para devorarlo después.
Para su sorpresa, en esta ocasión la recepción en Hawai fue hostil. Algunos opinan que quizás los indígenas habían analizado las cosas de manera más racional y habían concluido que Cook y su tripulación los estaban explotando. A juicio de otros, el retorno se contradecía con su “divinidad”. Como quiera que fuera, los hombres de Cook, consternados, cometieron el fatal error de actuar con violencia. Cook determinó apoderarse del jefe Kalaniopu'u y retenerlo prisionero para recobrar la embarcación robada. En la lucha que se suscitó en la playa, Cook fue apuñalado hasta causarle la muerte. Los nativos se ensañaron con el cadáver de una forma salvaje.
Clerke se hizo cargo de la expedición e hizo un intento final de cruzar por el estrecho de Bering. El Resolution y el Discovery estuvieron de regreso en Londres en 1780.

EL LEGADO DE COOK
El legado de Cook fue, sin duda, extraordinario. Sus once años de navegación por el océano Pacífico contribuyeron en gran medida a acrecentar los conocimientos europeos sobre la zona. Muchas islas fueron encontradas por primera vez por europeos y su mayor logro fue la creación de cartografía naval de grandes áreas del Pacífico.
Cook siempre estuvo acompañado de varios científicos, cuyas observaciones y descubrimientos agregaron importancia a los viajes. Fue el primer europeo en tener un contacto amplio con los habitantes de aquellas zonas tan apartadas del resto del mundo, de hecho fue él quien verdaderamente descubrió la cultura polinesia, y llegó a la acertada conclusión de que había una relación étnica entre todos los nativos de aquellas islas, a pesar de que se encontraran separados por grandes distancias.
Sus gestas le convirtieron en un héroe de leyenda para los exploradores que le sucedieron. Ya muy estimado en su época, James Cook, que pasó más de once años en las aguas del Pacífico, siempre ha sido reconocido como uno de los exploradores y navegantes más grandes de la historia.